En los momentos menos oportunos se llena mi cabeza de frases estupendas o de historias que realmente valen la pena.. pero siempre me sorprenden cuando no tengo ni boli ni papel, y mi memoria no es suficiente para grabar lo más importante. Esto es lo que me ha pasado con esta comparación, pero si una vez se me ocurrió escribir sobre esto, aún puedo intentarlo.
Aun recuerdo cuando me pusieron la habitación nueva. Hasta ese momento la compartía.
Nada mas verla me encantó, me costó acostumbrarme a ella, era demasiado grande.
Al principio no sabía como iba a poder llenar todos los cajones y las estanterías, pero con el tiempo se iban llenando solos. De hecho, ahora me falta sitio por todas partes.
Comparo la vida con la habitación porque una habitación de una adolescente es como la vida misma. Porque cuando tenemos algo nuevo tendemos a personalizarlo, a hacerlo nuestro, a invadir todas las paredes con posters, fotos, dibujos.. Porque una habitación propia e individual es donde guardamos toda nuestra intimidad, donde nos sentimos seguros, donde somos nosotros mismos y donde podemos hacer todo lo que nos apetece. Además, la guardamos con mucho recelo para que los demás no descubran nuestros secretos. Es lo que pasa con nuestra vida, guardamos los secretos que no queremos contar y solo los compartimos con quien nos inspira confianza.
Poco a poco vamos llenando los cajones de nuestra vida con historias nuevas y cuando no caben más y estamos saturados, tiramos o eliminamos lo que ya no utilizamos. No solo llenamos los huecos con nuestras cosas, también hay sitio para cada persona que conocemos a lo largo de nuestra vida, y a veces, necesitamos vaciarlos para poder pasar página. Esos huecos vacíos los vamos inflando de nuevas historias, que en un futuro también tiraremos porque las personas somos dinámicas y cambiamos a medida que vamos madurando.
En realidad, mi habitación y mi cabeza son muy parecidas. Aparentemente, ambas están ordenadas a primera vista, las estanterías, el escritorio, la cama, los pilares básicos de mi vida.. pero dentro de los cajones y en el armario hay un caos absoluto casi impenetrable. Se puede decir que mi habitación y mi vida son prácticamente las mismas, puesto que contienen todo lo necesario para ser yo misma.
Aun recuerdo cuando me pusieron la habitación nueva. Hasta ese momento la compartía.
Nada mas verla me encantó, me costó acostumbrarme a ella, era demasiado grande.
Al principio no sabía como iba a poder llenar todos los cajones y las estanterías, pero con el tiempo se iban llenando solos. De hecho, ahora me falta sitio por todas partes.
Comparo la vida con la habitación porque una habitación de una adolescente es como la vida misma. Porque cuando tenemos algo nuevo tendemos a personalizarlo, a hacerlo nuestro, a invadir todas las paredes con posters, fotos, dibujos.. Porque una habitación propia e individual es donde guardamos toda nuestra intimidad, donde nos sentimos seguros, donde somos nosotros mismos y donde podemos hacer todo lo que nos apetece. Además, la guardamos con mucho recelo para que los demás no descubran nuestros secretos. Es lo que pasa con nuestra vida, guardamos los secretos que no queremos contar y solo los compartimos con quien nos inspira confianza.
Poco a poco vamos llenando los cajones de nuestra vida con historias nuevas y cuando no caben más y estamos saturados, tiramos o eliminamos lo que ya no utilizamos. No solo llenamos los huecos con nuestras cosas, también hay sitio para cada persona que conocemos a lo largo de nuestra vida, y a veces, necesitamos vaciarlos para poder pasar página. Esos huecos vacíos los vamos inflando de nuevas historias, que en un futuro también tiraremos porque las personas somos dinámicas y cambiamos a medida que vamos madurando.
En realidad, mi habitación y mi cabeza son muy parecidas. Aparentemente, ambas están ordenadas a primera vista, las estanterías, el escritorio, la cama, los pilares básicos de mi vida.. pero dentro de los cajones y en el armario hay un caos absoluto casi impenetrable. Se puede decir que mi habitación y mi vida son prácticamente las mismas, puesto que contienen todo lo necesario para ser yo misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario