Imagen portada

Imagen portada

viernes, 1 de julio de 2016

La jaula

Algunos dicen que nosotros mismos somos nuestros peores enemigos. Me costaba creer que alguien se boicoteara a sí mismo, pero es cierto. Desde hace algún tiempo he ido quitándome importancia, haciéndome más pequeña a mí misma. Me he subestimado y he dejado que la percepción que otras personas tienen de mi personalidad se adueñara de mi yo real. 

Con paciencia y constancia he creado una jaula perfecta que me absorbe, aleja y esconde del mundo. Pero, como con todas las jaulas, por mucho que nos esforcemos en acomodarlas y hacerlas más interesantes, al final son sólo eso, una jaula. La jaula. Y no es nada acogedora.

Por norma general, me agobia sobremanera sentirme atrapada ya sea por alguien o por algo. A veces aguanto demasiado y otras al instante escapo. Por eso decidí dejar más espacio entre sus barrotes, para poder salir de ella sin romperla. Es un lugar recurrente.

Sinceramente, no me arrepiento de haberla creado, tampoco era consciente del hermetismo de sus paredes. Cumplió su función. No sólo aprendes a valorarte y conocerte sino que descubres o reencuentras virtudes que no te atribuías y sobre todo, la valentía. Esa fuerza que te empuja a hacer cosas que antes no habrías hecho. A salir de tu zona de confort. Mi zona tiene hasta playas... ¡no veas el esfuerzo que me ha supuesto salir de ella! Pero esa osadía que se ha extendido por todo mi ser, de forma casi imperceptible, es la que me mueve a hacer (y decir) esas cosas que antes por timidez o temor no las pensaba siquiera.