Imagen portada

Imagen portada

sábado, 30 de noviembre de 2019

miércoles, 23 de octubre de 2019

Hace unos días, en una conversación por Whatsapp con mis amigas, planteábamos la dificultad de encontrar a esa persona que nos acompañaría hasta el fin de nuestras vidas. 

Tomando como referente las relaciones de nuestros abuelos y las de nuestros padres, se nos hacía casi imposible imaginarnos envejecer con una persona o al menos con una con la que hubiésemos compartido al menos un cuarto de nuestra vida. 

Finalmente, entre guasas, opiniones varias y generalizaciones típicas, llegamos a la conclusión de que, en la actualidad, se le presta más atención al estuche que al interior. 

Si ya es raro que nuestras opiniones coincidan, que hubiera una segunda lo fue todavía más. Esta vez, basándonos en nuestra situación, circunstancias y receptividad actuales, las tres coincidimos en que, paradójicamente, sería una mascota la que envejecería a nuestro lado, y que serían nuestras parejas las cambiantes y de duración limitada.

lunes, 23 de septiembre de 2019

¿Qué nos pasa que queremos creer que la explicación real es la más complicada, esa que rebuscamos e imaginamos para hacerla a nuestra medida, cuando Ockham ya se centraba en la simplicidad de esta y decía que la más sencilla era la más probable, aunque no necesariamente la verdadera? ¿Eh? 

domingo, 25 de agosto de 2019

Era tan bonita. Bonita, como me decía ella. 
En su rostro se dibujaban mil senderos, que cuando sonreía se unían formando pequeños deltas. Su piel morena, tostada por el Sol, demostraba su carácter decidido, fuerte, trabajador, ese que se hacía notar y atraía la simpatía de los demás. Bajo sus ojos vivos color café, se extendían dos surcos oscuros, que cada año se teñían un poquito más. Con el tiempo, comprendí qué las causaban, lo fuerte que había sido durante toda su vida y cómo a pesar de las circunstancias siempre fue generosa y muy querida.
Tengo tantos recuerdos bonitos con ella, tantos momentos compartidos, tanto aprendido, tanto amor que, aún, cuando esos recuerdos vuelven a mí, se me empapan las lentillas y se me escapa un suspirito, de esos que no se comen pero dejan buen sabor de boca.

martes, 23 de julio de 2019

Debe haber una razón para seguir abrazando tus recuerdos. Quizás sea por mi manía de dejar todo ordenado, y como aún no sé dónde colocarlos exactamente, los sigo manteniendo tan cerquita.
Debe haber otra razón que desconozco, por la cual, desenredar los nudos de la garganta ha dejado de ser tan doloroso como quitar los nidos que enmarañan mis pensamientos; debe ser porque sus pájaros han volado y cosa que no se cuida, acaba descomponiéndose, descendiendo hacia el olvido.
Al fin y al cabo, las penas son menos penas con chocolate y yo, de eso, tengo los armarios llenos.

domingo, 9 de junio de 2019

A veces pienso ¿qué podría darte yo si no tengo casi historia? Algunos años.
A veces se me olvidan las semanas sin verte y recuerdo el camino hasta ti.
Y otras veces preferiría haberte dicho las cosas que callé por dilatar nuestro momento, porque quizás así, ahora no estarías en mi mente. 

martes, 23 de abril de 2019

La historia del polvo casual, encuentros sin compromiso y del zumo de naranja natural con sabor a despedida. De la gran decepción del polvo vacío, o de los polvos que ensucian el corazón. De la inexistencia de una conexión emocional con una persona. De vincularnos únicamente de manera sexual o intelectual, tocando solo la superficie, cuando deberíamos estar conectados a nivel mental, físico y emocional.

Es innegable. Hay gente con estilo que se preocupa por el bienestar de sus conquistas. Con un desayuno cargado de significado. Un zumo de naranja recién exprimido, rebosante de Vitamina C, que favorece la cicatrización de nuestro orgullo y nos refuerza el sistema inmunológico para combatir a los futuros invasores antes de que nos causen daño. 
No da puntada sin hilo.
No es legal.

jueves, 28 de marzo de 2019

RC

"Vuelves. 
Vuelves siempre, 
siempre vuelves". 

Vuelves a mis sueños, y yo te dejo ser. Y me preguntas qué me pasa con los hombres y no lo sé. Pero te acercas, y siento de nuevo tu olor, me besas suavemente y te correspondo. 
Vuelves, y te dejo ser. Y aún cuando despierto y desapareces, no puedo evitar prolongar el momento para mantenerte a mi lado. 
Vuelves, y cada vez que lo haces quiero volverte a ver. Y siempre pido que haya una siguiente vez, otro encuentro físico u onírico, otra oportunidad.  
Vuelves y no es justo porque me vuelves del revés.

Tú, que ignorabas que te reconocíamos por tu mochila de cuadros rojos escoceses, que izaste la vela del barco pirata cuando todos íbamos en "Busca del Tesoro", que por amor pedaleabas kilómetros y eras hasta poeta. 

Y a mí, quién me iba a decir que las gaitas sonarían, que tiraría de estacha en un buque de guerra, que la distancia se acorta con comunicación y (d)escribirte me es natural.    

martes, 26 de febrero de 2019

Sí, sus colmillos salvajes...

No sé qué tienes que tanto me fascina. 
Puede que sea esa sonrisa cálida, cautivadora y a la vez salvaje, el atardecer de tus mejillas, los mil y un lunares que engalanan tu piel, o quizás la manera en que tus ojos claros me miran tan intensamente, a los ojos, a los labios. O tus labios cuando buscan los míos insaciable y apasionadamente. Tu forma de besarme, tan profunda, tan como a mí me gusta, de erizar mi piel y sentir debilidad bajo las costillas. De besarme a cada palabra que pronuncias. Aunque, quizás sea la facilidad con la que consigues que esté cómoda a tu lado, que sea natural, que me muestre tal cual soy. 
No sé qué tienes que me ha hechizado.