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miércoles, 23 de junio de 2010

El poder de una decisión

Es increíble que con una simple elección podamos dirigir nuestra vida hacia un camino determinado, sea bueno o sea malo. Pensar en lo que no hubiéramos llegado a conocer si no hubiésemos escogido, entre las opciones que se presentaban ante nosotros, la opción que elegimos, o lo que no hemos llegado a conocer porque decidimos ir por otro camino.

Esto parece un poco lioso, pero si nos ponemos a pensar en nuestras elecciones, nos daríamos cuenta de que las cosas que quizás hemos perdido por no haber sabido escoger correctamente, o por habernos dejado llevar por nuestros impulsos, no son tan importantes como las que ganamos en una buena elección.

He conocido a personas increíbles a lo largo de mi corta vida, pero sin duda me quedo con las que yo misma supe elegir. Con esas personas que han estado siempre en mi vida, apoyándome en todo y comprendiéndome cuando lo necesitaba. Y con esas personas que son más recientes y que han llegado como un soplo de aire fresco, que me han aportado cosas maravillosas y que aprendemos juntas de la vida.

En especial quiero destacar a cinco personajillas que en este último año han llenado mi vida, M.J. Mimir, Carmen, Eli y Soñaa. Estas personas se han ido adheriendo a mi corazón poco a poco. Algunas ya llevan tiempo conmigo, otras son relativamente nuevas, pero todas ellas me eligieron y las elegí.

A veces pienso qué habría pasado si no hubiese ido al colegio del pueblo de MJ, si la habría conocido o no, si hubiésemos coincidido aquí...
Si no hubiese venido este año a la residencia y no hubiera conocido a Mimir, o en el caso de estar en la resi, haber tenido habitaciones más lejanas. En ese supuesto, no sé si habríamos coincidido y llegado a intimar como ahora...
Con Carmen, si no hubiera elegido ir al instituto de su pueblo no la habría conocido jamás, de eso estoy segura, y me alegra haberme quedado allí...
A Eli y a Soñaa las conocí este curso en la universidad, han sido lo más grande, y ambas me han aportado muchísimas cosas y siempre han estado ahí, al igual que las demás.
Sólo tengo para ellas palabras de agradecimiento. ¡¡Os quiero!!

Cuando vas pensando las cosas, y recuerdas lo que querías ser de mayor cuando solo tenías 8 años, te das cuenta de las vueltas que da la vida, de que no puedes planear tu vida futura ni siquiera la inmediata. De que el pasado sirve para aprender de tus errores y recordar lo bonito que ya pasó, que no puedes quedarte habitando el olvido.

Este año me he dado cuenta de que, nunca he sabido lo que he querido, he llegado a donde estoy por inercia, y con suerte he elegido la carrera que más me completa.

Las elecciones son nuestras, la mayoría de las veces individuales, y sabemos que implican una serie de consecuencias que, a su vez, escogemos enfrentarlas o no. Toda decisión es correcta si la elegimos de corazón, y con el tiempo aprendemos a elegir lo mejor para nosotros, porque es lo que llevamos haciendo desde pequeños, escoger.
En general, estoy orgullosa de mis decisiones, las hay buenas, malas y peores, pero me quedo con las mejores.

Es increíble el poder de una decisión. Puede hacerte la persona más miserable o la más afortunada del planeta. En un segundo puedes buscarte problemas o encontrar la solución a uno ya existente. En un segundo puedes arruinarte la vida. En un segundo... en un escaso segundo en el que pronuncias un sí o un no. La vida está repleta de decisiones y oportunidades que hay que saber aprovechar o rechazar, según se mire.

martes, 22 de junio de 2010

Bolsas

No solemos tener en cuenta la labor de las bolsas, son insignificantes y fáciles de transportar. Están compuestas de sustancias derivadas del petróleo.
Las hay de plástico con cierre zip, cierre adhesivo, para los alimentos congelados, de papel con asas rizadas, planas, algunas bolsas de tela, y ahora biodegradables... Y de distintos colores; blancas, verdes, negras, con el logotipo de alguna empresa, estampadas, con letras, rayas, puntos, es decir, personalizadas. De distintos tamaños, muy grandes, muy pequeñas, medianas, de fondo cuadrado, redondo...


Puff.. son tantas y tan distintas que ahora mismo me es casi imposible recordarlas todas y clasificarlas. Pero también pueden contener objetos, productos, animales, personas, cosas muy distintas...


Regalos, cajas, alimentos, papeles, ropa, juguetes, detergentes, insecticidas (!!!), un niño (llevado por la cigüeña), libros, aire...

Una bolsa puede tardar en degradarse varios siglos, pero podemos reciclarlas en contenedores amarillos y guardarlas para otra ocasión. Las bolsas están por todas partes, en centros comerciales, tiendas, bares, casas, en papeleras, por las calles volando con el viento, tiradas por las aceras, en los mares, en pinares, en carreteras, contaminando siempre.

Las bolsas producen sentimientos contradictorios en las personas como; ilusión, odio, frustración, alivio, asco, culpabilidad, desconfianza, vergüenza, envidia, esperanza, sorpresa, seguridad, impotencia, y un largo etcétera. Sí, cada una de estas palabras se le pueden atribuir a las bolsas, sólo hay que buscar un ejemplo y asociarlas. Las bolsas pueden llevar un regalo para un niño, en este caso sería ilusión, sorpresa.. Frustración cuando tienes prisa, coges una y descubres que está rota..

Las bolsas vuelan libres, o se destruyen bajo la lluvia (las de papel), o sirven de espantapájaros, etc. Tienen tantas utilidades que podría pasarme el día hablando de bolsas, pero creo que ya es suficiente.
Ahora hablemos del impacto medioambiental producido por las bolsas de plástico. Las bolsas son desechadas en cualquier parte, contaminando ciudades, ecosistemas naturales... pero en el mar, su impacto puede ser letal para tortugas, ballenas, delfines.. que las ingieren y mueren.
En las rebajas y en navidad se utilizan más bolsas de lo normal y muchas de ellas no se reutilizarán como bolsa para la basura, o para transportar otras cosas, ni se reciclará en el contenedor amarillo. Acabaran "decorando" paisajes bonitos, calles, parques, eliminando animales marinos, terrestres y voladores, etc.
Existe un creciente movimiento internacional dirigido a prohibir o desalentar el uso de las bolsas de plástico por los problemas que causan al medio ambiente. Muchos países han tomado ya medidas al respecto.


"Los críticos de las bolsas dicen que ellas agotan los recursos naturales, consumen energía para su manufactura, crean basura, asfixian especies marinas y aumentan los rellenos sanitarios."

Tenemos que concienciarnos de esto, que no estamos solos en el mundo, que estamos destruyendo el hábitat de muchos animales, que estamos extrayendo recursos de la tierra y destruyéndola para usar durante 10 minutos una bolsa de plástico...
¡¡Paremos esto, volvamos a las bolsas de tela, a los carritos de la compra...!!






jueves, 17 de junio de 2010


Aportamos algo nuevo a las personas que conocemos, puede ser bueno o malo, pero en el caso de no haber existido nosotros, esas personas no habrían sido 100% como las hemos conocido existiendo. Eso es algo que no debemos olvidar, hemos influido para bien o para mal en las personas que nos rodean, al igual que esas personas han aportado algo a nuestra personalidad. Y algo es seguro, me inquieta y horroriza pensar en lo que haya podido aportar yo..

miércoles, 16 de junio de 2010

Viajar en Bus

Desde que era bastante pequeña me han gustado los autobuses, porque ver un bus parado enfrente del colegio significaba diversión, y porque me recuerda al traqueteo del carrito de un bebé mientras su madre le pasea y suele relajarles, pero como ya no tengo edad para subir en ellos... monto en bus.
Más tarde, el bus pasaba por los pueblos a recogernos para ir al instituto. Esos viajes eran cortos y no me daba tiempo a cuestionarlo todo. Hace casi dos años que me desplazo a Cuenca para estudiar Trabajo Social, y la espera durante el trayecto es lo que más me gusta. Los paisajes manchegos, especialmente en primavera, son sorprendentes. Durante el trayecto es cuando tengo tiempo para pensar, para leer, dormir, soñar despierta, inspirar ese olor característico de los autobuses.. :S es cuando realmente dispongo de unas horas para mí.
Me apasiona viajar, ya sean viajes cortos, o cuando voy a Madrid, a Alicante... descubrir lugares nuevos, encontrar en cada sitio algo que recordar, algo personal. Y como no, deambular por los lugares más visitados durante siglos e imaginar que vivimos en esa época, o también buscar los detalles que, es posible, hayan pasado inadvertidos para el resto de los visitantes y, mostrando nuestro lado egoísta, guardarlos para nosotros como la edad de los que rebasan los treinta.
Siempre he pensado que mi memoria es suficiente para recordar un lugar y todas las emociones vividas allí, que las fotos son prescindibles y que si quieres ver ese lugar, que no sea por fotos, lo bonito es descubrirlo nosotros mismos cuantas veces sea posible.
Ahora me doy cuenta de que los mejores sitios por los que alguna vez he pasado ya no están en mi mente. El olvido me la ha jugado. Los ha capturado y al recuerdo le es imposible penetrar en la oscuridad.
Parajes que significaron mucho para mí, o simplemente que me emocionaron, que me sentía afortunada y orgullosa de poder contemplarlos, ya ahora soy incapaz de recordar.
Las fotografías no siempre pueden captar la belleza tal y como la observamos, pero son un buen medio para acordarnos de todo y poder llevar esas experiencias y lugares en nuestro corazón sin temor al olvido.

viernes, 11 de junio de 2010

¡¡Llueve!!

Se han abierto las puertas a un nuevo mundo realmente maravilloso, lleno de belleza, misterio, sentimientos, de amor, que le da importancia a las pequeñas cosas de la vida. A rozar la hierba mojada con las yemas de los dedos, de mirar la lluvia como si fuese un gran acontecimiento y, de pronto, salir corriendo bajo ella y sentir como cada gota resbala por nuestro rostro y, poco a poco, nos inunda hasta el tuétano de los huesos.
Observar el musgo que crece entre las tejas de las casas más bajas que mi habitación, y sorprenderme sonriéndole al cielo, simplemente porque está lloviendo, y tengo una ventana para observar cada hilito de agua que se desliza suavemente por el tejado y cae directamente sobre las cabezas de las personas poco precavidas que olvidaron su paraguas en casa, colgado en un perchero, o en un armario, pensando que ya no volvería a llover, que el Sol que les besaba las mejillas cada mañana seguiría ahí cada día como amante en el balcón de su amada.
Pero hoy el Sol no ha salido, la lluvia ha venido a vernos a personas como yo, al igual que el viento, con varios grados menos, para acariciar nuestro pelo, para producirnos escalofríos y erizarnos el bello de los brazos y de la nuca.
Hoy, como cada día que el cielo se nubla y precipita su enfado sobre nosotros, he salido a la ventana, para escribir sobre las cosas que me interesan, estos pequeños momentos "disfrutables" que emocionan y alegran el alma.
De nuevo, como cada vez, el frío me ha calado demasiado hondo y me duele la barriga, pero como otras tantas veces, ignoro el dolor y sigo observando las antenas de televisión hacer círculos al son del viento. Los pájaros jugando bajo la lluvia revolotean toda la ciudad, libres, sin vértigo, sin preocupaciones. Escucho la música que más me gusta para la lluvia, The Dodos, realmente una buena combinación, porque ambos sonidos consiguen sacarme sonrisas, recordar momentos inolvidables, personas inolvidables, paseos por el campo, juegos prohibidos, lágrimas inconfesadas, ocultas a las personas que más me apoyan y me aprecian. Me gusta mirar más allá del primer plano que se presenta ante mi ventana. Allá a lo lejos veo el monte, tan verde e impenetrable como siempre. Un claro a la izquierda, desde septiembre, cuando el fuego consiguió reducir a cenizas varios metros, ¡qué digo! kilómetros del espeso pinar, cuyos árboles son incluso más antiguos que esta ciudad.
Me gusta la lluvia porque no es constante, y refresca algunas tardes veraniegas.
Muchas personas dicen que les produce una sensación de nostalgia, aburrimiento, monotonía, pero mi reacción es otra. Desde mi ventana veo un mundo empapado de esperanza, esperando que descubramos lo que de verdad importa, que lo veamos con ojos distintos, personales, individuales, maduros e infantiles al mismo tiempo.
Una ventana cercana se abre, un niño mira la lluvia, su expresión ha cambiado, ese niño quizás pretendía, esta tarde, jugar en el parque con sus amigos, o pasear con su madre, o quizás mil cosas a la vez o dos mil. Pero la lluvia no le dejará, ha nadie le permitirá disfrutar del calor del amor sobre el césped, de descubrir en las nubes retales de su vida.
Hoy es día de salir al balcón, encender un cigarrillo, hacer "Oes" con el humo (o barcos), leer las aventuras narradas por grandes escritores, día de ordenador, de juegos de mesa, de televisión, quizás de paseos bajo la lluvia, de bares, de reuniones en casa de los amigos, de ver pasar el tiempo sin hacer nada.
Adoro estos días, en los que cientos de personas miran desde sus ventanas las gotas de agua que cubren sus cristales, sus vidas, y que esperan que pase pronto.