Imagen portada

Imagen portada

sábado, 30 de diciembre de 2017

RC

Me despedí de él escribiéndole que siguiera el camino de baldosas amarillas. 
Creo que es una forma muy bonita para desearle que siga sus metas, supere sus limitaciones y sea él mismo. 
No cambiaría esa despedida por nada.
Ni la carta.
Ni nada.

viernes, 29 de diciembre de 2017

Diciembre ha sido un timo.

Aún sigo esperando la nieve, y qué decir del espíritu navideño, supongo que se quedó atrapado en los villancicos del mes pasado o en las películas Originales de Netflix.  

No sé dónde se ha metido mi crisis existencial de los 26, pero si es acumulable, no quiero imaginar cómo será la del 2018. 

Y como gota final, descubrir que mi prima pequeña (pre adolescente) aún sigue creyendo en los Reyes Magos, en Papá Noel y en el Ratoncito Pérez. Como broma hubiera estado bien, una pre inocentada de calentamiento, pero al saber que no, ahí la cosa se pone seria.  
No hubiera intentado sacarla de su error si no creyera que es lo mejor para ella. Pues casi muero. A su edad, ya había hecho de Princesa Maga junto con mis Reyes Magos dos años mínimo. 
Me quedé con las ganas de decirle que el gordito no existe, y que es su madre la que se come los polvorones y su padre el que se bebe la sidra, pero les parece mejor idea tenerla engañada hasta pasar los Reyes. Hasta tenía pensado el discursito para suavizar la situación. Que digo yo, tan inocente no es y tan engañada no estará, igual le conviene continuar la farsa para poder pedir cualquier cosa, cueste lo que cueste. Porque estoy segura de que todos, absolutamente todos, lo hubiésemos aprovechado si nuestros padres se hubieran obcecado en ocultarnos la verdad con cada duda que nos surgía. Los míos no tuvieron tanto aguante. 
Viendo que no llegaría a nada por el camino corto, me decidí por el largo. Así que, ahí estaba yo intentando sonsacarle sutilmente qué sabía sobre los Reyes. 
Realmente, no sabría decir quién de los tres finge mejor; si mis tíos o ella.