Hace tiempo que "el Mundo de Yupi" dejó de formar parte de mí.
Mis sentidos anestesiados lo habían obviado, dejándome creer que su fantasma
era el verdadero, un vulgar reflejo que desdibujaba su contorno volteándolo y
meciéndolo a su antojo. Y yo, hipnotizada por su rítmico balanceo, me he dejado
llevar.
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