No te contaré que mi color favorito siempre fue el azul pero que desde hace unos años también lo es el verde, desde que vi las mil tonalidades distintas en un paisaje increíble.
Que de pequeña me mordía las uñas y conseguimos que dejara de hacerlo, pero que ese tic retornó con otra forma, que no es dañina para mis uñas pero sí arruina los bordes de los folios y las libretas.
Que me gusta dibujar cualquier cosa pero no me atrevo con personas porque no sabría captar el sentimiento y la luz de la mirada, ni sus circunstancias.
Que solía escuchar screamo cuando estaba de bajón porque me hubiera encantado poder gritar como ellos, pero aún no haciéndolo me calmaban.
Que disfruto tomando un café sola en cualquier bar tanto como cuando lo hago en compañía, porque me encanta observar todo a mi alrededor; el ajetreo en la barra, los gestos y miradas de cada persona, la actividad de la calle.
Que me fascina la música y cualquier ritmo, incluyendo a veces algunos de reggaeton (sorry, sólo ritmos, nada de letras). Que me encantan las gaitas, los pianos, las guitarras y los violines. Y que en todos los actos importantes de mi vida me gustaría que sonara alguno de estos cuatro instrumentos o todos.
Que me encantan las castañas asadas en la lumbre en otoño, el frío puto del invierno, la lluvia y los paisajes en primavera, y los reencuentros en verano.
Que me tranquiliza el sonido de la lluvia, y me encanta escribir con la ventana abierta aunque me congele sólo por escuchar más nítida cada gota sobre los arboles del patio y sobre la lona del invernadero.
Que mi intuición y mis corazonadas son reveladoras y escasas veces se equivocan, pero son más las veces que las obvio.
Que por mucho que me enfade nunca dura más de una semana. Que dormir calma mi enfado, me ayuda a olvidar o dejarlo pasar y, a veces, no necesito escuchar una disculpa para perdonar.
Que me gusta llenarme con la compañía de las personas que quiero porque estando con ellas me siento plenamente yo.
Que, a menudo, me sorprendo pensando en pequeños detalles caseros que podrían gustarle a algunas personas, en cómo elaborarlos, dónde conseguir los materiales necesarios, en el tiempo que me llevaría terminarlos, y al momento sonrío y lo saco de mi cabeza.
Que me encantaba escribirte los buenos días bonitos, sobre todo los últimos que ya no tenían razón de ser y que no llegaste a recibir, porque se los escribía al propio amor.
Que me entristece que no llegaras a conocerme del todo. Mi parte más "romántica e intensa", mis temores, todas mis manías, mis sueños, mi pasado..
Pero esto, no todos lo saben.
Pero esto, no todos lo saben.
No hay comentarios:
Publicar un comentario