
No solo lo he perdido, sino que no puedo decir que algún día lo tuve. Y es tarde, quizás no mucho pero lo suficiente para decir que es tarde. Que sus ojos ya no me miran, miran hacia otro lado. Que nada es lo mismo. Que el silencio es nuestra conversación. Ni muh. Y claro que me afecta, no es lo normal y cuando algo cambia surge algo nuevo, distinto y en mí ha producido ese sentimiento de pérdida total. Un vacío que antes llenaban sus palabras. Será porque aun es reciente. Pienso y pienso pero no hay perro fiel. Intento recordar si en algún momento insinuó algo, si lo dijo abiertamente, pero no hay nada. No soy adivina. Lo siento.
Recuerdo que te hablé de mis rayadas, mi pequeña manía de ponerle nombre a todo, de mis dos mitades y tú me sonreíste y me dijiste algo que no recuerdo.
Se me da bien escuchar.
Sí, es una invitación para que me lo cuentes.
Estaré atenta.
Esta vez sí.
he ahi la mayor hironia de la vida...los seres humanos somos tan tristes que solo apreciamos las cosas cuando las perdemos....
ResponderEliminar