"Tejer a ganchillo el contorno de tus labios". Suena mal, y si te lo imaginas, es incluso peor que la angustia que recorre tu cuerpo cuando lees los interminables enunciados de un parcial de José Antonio. En serio, imagínalo. Pero no es tan cutre como "eres el queso de mis espaguetis", ni tan mascachapas como "si fueras barco pirata, te comería el tesoro que tienes entre las patas".
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